EsCarolota o Carolota -como me gusta llamarla a mí-, nació como una representación de mi yo interior. Era mi yo más ardiente y sincero y me servía de escudo para hablar con humor de algunas situaciones que vivía.


Al principio hablaba de lo mucho que me gustaban los nachos con guacamole, de lo cansada que estaba algunos días de estudiar, de mi pelo desastroso, de si estaba contenta o triste y sucesos similares.



Pero hubo un momento en que esto cambió.


En multitud de conversaciones con amigos salían situaciones habituales que yo encontraba profundamente injustas por simple y puro machismo y que para ellos eran simples anécdotas o coincidencias siempre justificables por las que se me tildaba de exagerada y de querer ver cosas donde no las había.



No conseguía que fueran conscientes de lo ridículo y contradictorio de esas situaciones. Quizá por ser ellos parte de esas situaciones no eran capaces de abstraerse de ellas. No desde la mala fe, sino desde las consecuencias derivadas de un proceso de socialización que nos acostumbra a no ver ciertas injusticias.


Así es como empecé a dibujar esas situaciones desde una perspectiva humorística y/e satírica/irónica.


Mediante estas ilustraciones observé cómo gente de mi entorno tomaba conciencia y comprendía mejor lo paradójico de situaciones que anteriormente eran sistemáticamente justificadas. Hasta tal punto, que esa situación satirizada se volvía difícilmente defendible una vez era vista desde fuera.